domingo, 26 de septiembre de 2010

Elizabeth I







Es sin duda mi personaje favorito. Me parece una gran estratega y sobretodo una gran mujer.






Para mí la ctriz que mejor la ha interpretado ha sido Hellen Mirren (por eso una foto de ella en la mini serie Elizabeth).






Aquí dejo la biografía de la Reina Virgen:






(Greenwich, actual Reino Unido, 1533 - Richmond, id., 1603) Reina de Gran Bretaña e Irlanda (1558-1603). Hija de Enrique VIII y Ana Bolena, Isabel I de Inglaterra vivió desde niña las intrigas políticas y religiosas de las distintas facciones de pretendientes al trono.
Tras la ejecución de su madre en 1536, el Parlamento la declaró ilegítima, pero le restableció sus derechos a la Corona ocho años más tarde, durante el reinado de su hermanastro Eduardo VI. A la muerte de Eduardo subió al trono María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, e Isabel fue encarcelada como parte de la campaña desatada contra los protestantes.






Tales vicisitudes, con las consiguientes graves y constantes amenazas para su vida, forjaron la personalidad de la futura Isabel I de Inglaterra, cuyos rasgos más destacados fueron la inteligencia, la prudencia, la desconfianza y el alto sentido de la autoridad que encarnaba.
Al suceder a María I (a tenor del orden sucesorio establecido por el Parlamento en 1544), se rodeó de consejeros capaces, como Cecil, cuyo ministerio dominó gran parte de su reinado, conocido como la «época isabelina». Rechazó la oferta de matrimonio de Felipe II de España, y permanecería soltera durante toda su vida, lo que le valió sobrenombres como «la reina virgen», en absoluto justificados dadas las prolongadas relaciones que mantuvo con diversos amantes, en especial con los condes de Leicester y de Essex.



Isabel I de Inglaterra
(Greenwich, actual Reino Unido, 1533 - Richmond, id., 1603) Reina de Gran Bretaña e Irlanda (1558-1603). Hija de Enrique VIII y Ana Bolena, Isabel I de Inglaterra vivió desde niña las intrigas políticas y religiosas de las distintas facciones de pretendientes al trono.
Tras la ejecución de su madre en 1536, el Parlamento la declaró ilegítima, pero le restableció sus derechos a la Corona ocho años más tarde, durante el reinado de su hermanastro Eduardo VI. A la muerte de Eduardo subió al trono María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, e Isabel fue encarcelada como parte de la campaña desatada contra los protestantes.
Isabel I de Inglaterra
Tales vicisitudes, con las consiguientes graves y constantes amenazas para su vida, forjaron la personalidad de la futura Isabel I de Inglaterra, cuyos rasgos más destacados fueron la inteligencia, la prudencia, la desconfianza y el alto sentido de la autoridad que encarnaba.
Al suceder a María I (a tenor del orden sucesorio establecido por el Parlamento en 1544), se rodeó de consejeros capaces, como Cecil, cuyo ministerio dominó gran parte de su reinado, conocido como la «época isabelina». Rechazó la oferta de matrimonio de Felipe II de España, y permanecería soltera durante toda su vida, lo que le valió sobrenombres como «la reina virgen», en absoluto justificados dadas las prolongadas relaciones que mantuvo con diversos amantes, en especial con los condes de Leicester y de Essex.

Mientras la legitimidad de su coronación era cuestionada por los católicos escoceses, encabezados por los Estuardo, y la sucesión quedaba en suspenso ante la falta de herederos de Isabel, restableció el anglicanismo como religión de Estado. Lo hizo sobre las bases del Acta de Supremacía, dictada en su momento por Enrique VIII, que completó con el Acta de uniformidad de 1559 y los Treinta y nueve artículos de 1563.
Establecido el cuerpo jurídico del orden religioso de su reino, Isabel I de Inglaterra emprendió la persecución tanto de católicos como de calvinistas. Además, para conjurar el peligro que representaban los católicos escoceses, apoyó, por el tratado de Edimburgo de 1560, al Partido Protestante de Escocia, cuya victoria, ocho años más tarde, conllevó la abdicación de María Estuardo, quien buscó refugio al lado de Isabel.
A pesar del tratado de paz firmado con Francia, apoyó bajo cuerda a los hugonotes y a los protestantes de los Países Bajos enfrentados a Felipe II de España. Preocupada por la hegemonía española en la colonización de América, ignoró el tratado de Tordesillas y autorizó la fundación de la colonia inglesa de Virginia.
La tensión entre Inglaterra y España alcanzó su punto culminante en 1587, cuando las dos potencias se declararon la guerra. Ese mismo año Isabel I de Inglaterra, no sin reparos, hizo ejecutar a María Estuardo, ante el temor de que sus derechos sucesorios alentaran una conspiración católica. El triunfo de la flota inglesa sobre la Armada Invencible enviada por Felipe II al año siguiente dio a Inglaterra la supremacía marítima. Gracias a esta nueva circunstancia pudo afrontar la difícil situación de Irlanda, sanear las finanzas del reino, impulsar cierto desarrollo industrial y atender con leyes especiales las necesidades de los campesinos pobres.
Durante su reinado, Inglaterra experimentó un notable renacimiento cultural y artístico, cuyos mejores exponentes fueron la proliferación de teatros populares y el altísimo nivel de la producción dramática. Así, en 1576 se construyó el primer teatro público de Londres, al tiempo que se daban a conocer autores de la talla de John Lyly, dramaturgo titular de la corte, Christopher Marlowe, Ben Johnson y William Shakespeare. En los últimos años de su reinado, Isabel fue perdiendo influencia en el Parlamento, principal fundamento de su autoridad desde que subiera al trono, merced a los avances de los calvinistas, favorecidos por la relajación de la Iglesia Anglicana.




sábado, 25 de septiembre de 2010

María Antonieta







Otra mujer y además que perdió la cabeza. Este personaje me interesó aún más a raíz de la película de Maria Antonieta (por eso dejo una foto de la actriz que la interpretó)






María Antonieta (1755-1793) era la hija del emperador Francisco I de Austria y de su imponente esposa María Teresa, una emperatriz con un peso político importante en la Europa del siglo XVIII. María Teresa tuvo siempre muy claro que sus hijas eran piezas fundamentales del entramado político de la época (en sus propias palabras: "han nacido para obedecer y deben aprender a hacerlo a su debido tiempo"), y María Antonieta no iba a ser una excepción. Con apenas catorce años, y con una educación bastante descuidada en algunos aspectos -al no ser una de las hijas mayores no se le dedicó tanta atención como a las demás princesas- fue enviada a París para contraer matrimonio con el futuro rey de Francia, Luis XVI. Los primeros años de su matrimonio fueron bastante difíciles, por la ausencia o escasez de relaciones entre ambos cónyuges debido a razones que aún hoy se desconocen, que hicieron imposible por el momento cumplir con una de las consideradas principales obligaciones en una soberana por aquel entonces: dar un heredero al reino. La falta de comunicación entre ella y su marido, comunicación que afortunadamente fue mejorando con el tiempo de forma considerable, hicieron que la joven centrara su atención en divertirse y en conocer a personas que pudieran aliviar su enorme soledad (de ahí esa imagen de una reina frívola y consentida que nos ha legado la historia, imagen que, siempre según Fraser, debe ser matizada).Con el tiempo María Antonieta tendría un total de cuatro hijos, de los cuales dos fallecieron siendo pequeños, hecho que marcaría para siempre la personalidad de la joven reina. Más tarde los acontecimientos que condujeron a la revolución, y el estallido de la misma, convertirían su vida y la de su familia en una serie de episodios oscuros y de incertidumbre entre los cuales destaca el intento de huida de la familia real, que se convirtió en el primer paso para su caída definitiva. La autora narra con gran maestría todos estos sucesos, y es difícil no emocionarse ante los sufrimientos que María Antonieta experimentó en estos años, temiendo por la vida de su marido, sus hijos, sus amigos, y, cómo no, por la suya propia. Las acusaciones que la condujeron a su ajusticiamiento en 1793 eran tan absurdas como el rumbo radical que había tomado una revolución que terminó llenando las calles de Francia de muertos inocentes salvajemente asesinados.Antonia Fraser trata de desmontar algunos de los mitos tradicionalmente asociados a esta soberana. Un ejemplo es su desmedida afición al lujo y a los tocados imposibles, costumbres que al parecer estaban bien asentadas en la corte de Versalles antes de su temprana llegada desde Austria. La autora destaca aspectos positivos de su personalidad, como el amor incondicional hacia sus hijos, el cariño y respeto que llegó a sentir por su marido, su afán por tratar de agradar a su familia austríaca en su papel de defensora de los intereses de Austria en Francia, o la entereza con que afrontó su juicio y su ejecución a muerte a pesar de la injusticia de las acusaciones vertidas contra ella. Por supuesto que la reina tendría sus defectos y sus flaquezas -todos las tenemos al fin y al cabo-, pero esta obra nos arroja un velo de humanidad nuevo que hace a María Antonieta más cercana, y le devuelve algunas de las virtudes que el tiempo y la memoria le han arrebatado.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Ana Bolena.











Aquí otro oersonaje que me fascina, Ana Bolena. En mi opinión, la mujer que se lo montó tan bien que incluso le crearon una religión para ella, aunque al final perdió la cabeza por amor. (Es una opinión muy subjetiva y posiblemente muy simple, pero a mí me vale). He puesto dos retratos suyos y fotos de dos de las actrices que la han interpretado.








Aquí dejo su biografía:







Reina de Inglaterra (Rochford Hall, 1507 - Londres, 1536). Noble inglesa educada en la corte de Francia entre 1519 y 1521, volvió a su país como dama de honor de Catalina de Aragón, la primera esposa de Enrique VIII. Pronto se convirtió en amante del rey, con quien se casó en secreto en enero de 1533; el consiguiente divorcio del rey de su primera mujer, proclamado oficialmente en mayo de 1533, estuvo en el centro del conflicto que llevó a Enrique VIII a romper con el Papado y a crear la Iglesia de Inglaterra. Ana le dio al rey una heredera (la futura Isabel I, nacida en septiembre de 1533), pero no consiguió mantener su pasión inicial por ella. Para deshacerse de su segunda mujer y casarse con una de sus damas de honor (Juana Seymour), Enrique acusó a Ana de haber mantenido relaciones adúlteras con cinco hombres de la corte (incluido su hermano); fue condenada a muerte por un tribunal del que formaba parte su propio padre (sir Thomas Boleyn, hecho duque de Norfolk por Enrique VIII). Murió decapitada en la Torre de Londres.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Catalina de Aragón.







ahora mismo estoy leyendo una novela sobre la vida de esta mujer. A mi parecer una gran señora.






(Toledo, 1485-Kimbolton, Inglaterra, 1536) Noble española, reina de Inglaterra (1509-1533). Hija de Fernando II de Aragón y de Isabel de Castilla, en 1501 contrajo matrimonio con Arturo, primogénito de Enrique VII de Inglaterra, como parte de la política de alianzas diseñada por sus padres para aislar diplomáticamente a Francia. Arturo murió al año siguiente, y los intereses de Estado llevaron a negociar el matrimonio de la viuda con el nuevo heredero, el príncipe Enrique, hermano del difunto, aunque la boda se pospuso hasta que el príncipe de Gales se convirtió en Enrique VIII (1509).
De la unión de ambos nacieron seis hijos, aunque de todos ellos sólo sobrevivió María Tudor, futura reina de Inglaterra. Enrique VIII, preocupado por la necesidad de tener un sucesor varón, y a un tiempo enamorado de Ana Bolena, solicitó el divorcio a las autoridades eclesiásticas (1527) con el pretexto de la ilicitud del matrimonio celebrado entre cuñados.
La actitud inicialmente favorable del papa Clemente VII se modificó ante la decisión de Catalina y las presiones del emperador Carlos I, poco dispuesto a ver comprometida su estrategia. En plena efervescencia protestante, la cuestión se convirtió en una viva polémica sobre la primacía papal en la que participaron teólogos y hombres de letras.






Por último, Enrique rompió definitivamente con Catalina (1531) y se casó con Ana Bolena, ya embarazada de la futura reina Isabel I. El arzobispo de Canterbuy, Cranmer, anuló el matrimonio del rey con Catalina (1533), éste se separó de la obediencia a la Iglesia Católica de Roma (1534) y se hizo reconocer como jefe supremo de la nueva Iglesia de Inglaterra. Catalina fue confinada en el castillo de Kimbolton, pero nunca renunció al título de reina.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La reina Victoria















Esta mujer me fascinó en la película "La Reina Victoria" (por eso he puesto una foto de la película) y me pareció una gran mujer.








La reina Victoria de Inglaterra ascendió al trono a los dieciocho años y se mantuvo en él más tiempo que ningún otro soberano de Europa. Durante su reinado, Francia conoció dos dinastías regias y una república, España tres monarcas e Italia cuatro. En este dilatado período, que precisamente se conoce como "era victoriana", Inglaterra se convirtió en un país industrial y en una potencia de primer orden, orgullosa de su capacidad para crear riqueza y destacar en un mundo cada vez más dependiente de los avances científicos y técnicos. En el terreno político, la ausencia de revoluciones internas, el arraigado parlamentarismo inglés, el nacimiento y consolidación de una clase media y la expansión colonial fueron rasgos esenciales del victorianismo; en lo social, sus fundamentos se asentaron en el equilibrio y el compromiso entre clases, caracterizados por un marcado conservadurismo, el respeto por la etiqueta y una rígida moral de corte cristiano. Todo ello protegido y fomentado por la figura majestuosa e impresionante, al mismo tiempo maternal y vigorosa, de la reina Victoria, verdadera protagonista e inspiradora de todo el siglo XIX europeo.

martes, 21 de septiembre de 2010

Catalina La Grande.




A este personaje lo descubrí leyendo el Fuego y me gustó su fuerza, tenía que ser una mujer muy valiente.




Así que auí dejo su biografía:




(Stettin, hoy Szazecin, actual Polonia, 1729-San Petersburgo, 1796) Emperatriz de Rusia (1762-1796). Princesa alemana de la dinastía Anhalt-Zerbst, fue enviada por su familia a Rusia para contraer matrimonio con el gran duque Pedro, nieto de Pedro el Grande. Una vez establecida en San Petersburgo cambió su nombre original, Sofía Augusta, por el de Catalina Alexeievna y entró en la Iglesia Ortodoxa rusa, gesto que se reveló decisivo para su futuro político. Casó en 1745 con el gran duque, quien accedió al trono ruso en enero de 1762 con el nombre de Pedro III.
La desdeñosa actitud de éste ante las tradiciones rusas y, sobre todo, su política iconoclasta y de secularización de bienes le granjearon la enemistad de numerosos sectores, encabezados por la Iglesia y la guardia imperial. Dadas estas circunstancias y el escaso entendimiento de la pareja real, Catalina protagonizó a finales de junio siguiente un golpe de Estado, «para la defensa de la ortodoxia y la gloria de Rusia». Los hermanos Orlov sublevaron los regimientos de la guardia imperial y el zar fue detenido, obligado a abdicar y, poco después, asesinado. El hecho de que este crimen se mantuviera en secreto fue aprovechado por Pugachev, entre 1773 y 1774, para soliviantar a las masas populares en nombre de Pedro III.
Mientras tanto, Catalina tomó la dirección del imperio, dispuesta a transformar profundamente sus estructuras administrativas y productivas de acuerdo con las tendencias que habían de definir el despotismo ilustrado. Impregnada del espíritu iluminista de la época, Catalina mantuvo relaciones poco disimuladas con numerosos amantes, pero supo ganarse el respeto de la mayoría de los gobernantes europeos y de los intelectuales ilustrados de la época, como es el caso de Diderot, uno de sus más próximos consejeros.
Gracias a su influencia, en 1764 la zarina impuso como rey de Polonia a Estanislao Poniatowski, antiguo amante suyo, y algo más tarde logró que las leyes polacas estuviesen bajo su observancia. Dueña de un poder de dudosa legitimidad, Catalina hubo de apoyarse en la aristocracia terrateniente rusa para desarrollar su programa de reformas liberalizadoras y racionalistas. Para ganarse este respaldo, no sólo mantuvo los antiguos privilegios de la nobleza, sino que la dispensó del servicio militar y reforzó su poder sobre los siervos, al conceder a los nobles el derecho a deportarlos a Siberia (1765) e instituir la servidumbre en Ucrania (1783).

lunes, 20 de septiembre de 2010

Semana Historica. Enrrique VIII.







Esta semana la voy a dedicar a los personajes históticos que más me gustan. A la mayoría de ellos los he ido descubriendo en el cine y la televisión, pero aún así me gusta leer libros sobre ellos y me he creado en mi mente una imagen de cómo debían ser.

El primero será Enrrique VIII. Me gusta la serie los Tudor (no he podido evitar poner una foto del actor que lo interpreta en la serie XD), Así que ahí va el primer personaje histórico:

Rey de Inglaterra, perteneciente a la dinastía Tudor (Greenwich, 1491 - Westminster, 1547). Sucedió a su padre, Enrique VII, en 1509. Este príncipe culto e inteligente empleó su brillantez contra la reforma protestante lanzada por Lutero en 1520, mostrándose enérgico «defensor de la fe» católica (título que le dio el papa León X por el Tratado de los siete sacramentos que escribió en 1521).
Pero esta situación cambiaría a raíz del conflicto desatado con la Iglesia por el problema sucesorio: el primer matrimonio del rey con la viuda de su hermano, Catalina de Aragón, no le había dado herederos varones, por lo que Enrique VIII pidió al papa la anulación del matrimonio so pretexto del parentesco previo entre los cónyuges (1527); el papa, prisionero de Carlos V (que era sobrino de Catalina), negó la anulación y Enrique VIII decidió romper con Roma, aconsejado por Thomas Cranmer y Thomas Cromwell.






Para ello Enrique VIII se armó de argumentos recabando de diversas universidades europeas dictámenes favorables a su divorcio (1529); y aprovechó el descontento reinante entre el clero secular inglés por la excesiva fiscalidad papal y por la acumulación de riquezas en manos de las órdenes religiosas para hacerse reconocer jefe de la Iglesia de Inglaterra (1531).
En 1533 hizo que Cranmer (a quien había nombrado arzobispo de Canterbury) anulara su primer matrimonio y coronara reina a su amante Ana Bolena, dama de honor de Catalina, con quien se había casado en secreto. El papa Clemente VIII respondió con la excomunión del rey, a la que Enrique VIII opuso el cisma de la Iglesia de Inglaterra, aprobado por el Parlamento (Ley de Supremacía, 1534).


La Iglesia de Inglaterra quedó desligada de la obediencia de Roma y convertida en una Iglesia nacional independiente cuya cabeza era el propio rey, lo cual permitió a la Corona expropiar y vender el patrimonio de los monasterios; los católicos ingleses que permanecieron fieles a Roma fueron perseguidos como traidores (y ejecutado su principal exponente, Tomás Moro, en 1535). Sin embargo, Enrique VIII no permitió que se pusieran en entredicho los dogmas fundamentales del catolicismo (dictando los «seis artículos» de 1539); aunque no pudo evitar que, después de su muerte, Cranmer realizara la reforma de la Iglesia anglicana que la situó definitivamente en el campo del cristianismo protestante, con la introducción de elementos luteranos y calvinistas.
El segundo matrimonio del rey también acabó de forma desgraciada, pues Enrique VIII se deshizo de Ana Bolena haciéndola ejecutar acusada de adulterio para casarse con una tercera mujer, Juana Seymour (1536). Fallecida ésta de parto al año siguiente, el rey volvió a casarse con Ana de Clèves para fortalecer la alianza de Inglaterra con los protestantes alemanes (1540). La repudió antes de un año para tomar por quinta esposa a Catherine Howard, a la que mandó ejecutar en 1542. Su sexta mujer fue, desde 1543, Catherine Parr, que habría de sobrevivirle.
Al morir Enrique VIII le sucedió en el Trono su único hijo varón, Eduardo VI, nacido del matrimonio con Juana Seymour, que contaba sólo nueve años; muerto éste en 1553, se abrió un periodo de reacción católica bajo el reinado de María I, hija mayor de Enrique VIII (nacida de su matrimonio con Catalina de Aragón). Al morir ésta en 1558, ocupó el Trono otra hija de Enrique VIII, Isabel I (nacida del matrimonio con Ana Bolena).


El reinado de Enrique VIII se caracterizó por un fortalecimiento de la autoridad real, al someter por entero a la Iglesia; lo que no impidió la consolidación del Parlamento, a la vez como instrumento de la política del rey y como órgano representativo del reino. Inglaterra aumentó su protagonismo en Europa, apoyado por el crecimiento de su marina de guerra y por una política exterior dominada por la búsqueda del equilibrio entre las potencias continentales: primero luchó contra Francia aliándose con Carlos V, pero cuando le pareció que éste alcanzaba un poderío excesivo, se alió contra él al lado de Francisco I (1525). Otro capítulo importante fueron sus campañas victoriosas contra Escocia en 1512-13 y en 1542-45, que no fueron suficientes para unificar Gran Bretaña bajo su poder.















jueves, 16 de septiembre de 2010

martes, 14 de septiembre de 2010

Neutron Star Collision



Me ha dado por esta canción, así que aquí dejo la banda sonora de Eclipse.

lunes, 13 de septiembre de 2010

LOS DIARIOS DE CARRIE


Otro libro que leído y me ha gustado. No es que sea un gran libro, pero entretiene.


Aquí dejo la sinopsis:


¿Quién era Carrie Bradshaw antes de convertirse en la escritora más glamourosa, enamoradiza y sofisticada de todo Manhattan? ¿Cómo llegó a Nueva York, el lugar donde más adelante conocería a sus tres inseparables amigas, Miranda, Charlotte y Samantha? ¿Qué la llevó a convertirse en columnista del New York Observer y a escribir sin tapujos sobre sexo y relaciones de pareja? Coincidiendo con el estreno en la gran pantalla de Sexo en Nueva York 2 -y tras el éxito en taquilla del primer largometraje, que recaudó más de 400 millones de dólares en todo el mundo– Montena publica la primera entrega de los diarios de Carrie Bradshaw: una novela apta para todos los públicos, rebosante de humor e ironía, que se adentra en el peculiar entorno familiar de Carrie a la vez que nos descubre la huella que sus primeros amigos y sus primeras aventuras amorosas dejaron en su vida. Con una galería de personajes inolvidables, Los diarios de Carrie narra la historia de una adolescente como las demás, que sueña y duda, que tropieza y vuelve a levantarse y que, pese a las muchísimas dificultades a las que debe enfrentarse, toma con valentía las riendas de su vida y consigue cumplir su gran sueño: convertirse en escritora. Los diarios de Carrie es, en definitiva, una lectura imprescindible para las fans de la serie más rompedora de la década de los noventa y también una novela perfecta para iniciarse en el mundo de Sexo en Nueva York y conocer de cerca a su protagonista, la siempre excepcional Carrie Bradshaw.