jueves, 30 de junio de 2011

Harry Potter




Quiero dedicar esta quincena a mis libros favoritos. Dentro de 15 días se acaba una era, la era Harry Potter. Me gustaría hacer un pequeño homenaje a estos libros y sobretodo a sus personajes con los que he crecido, a los he querido en cierta manera y a los que siempre recordaré con cariño.

Hoy dedicaré el post a Harry Potter, el niño que sobrevivió.

En el ataque fatal de Voldemort sus padres, Lily Potter y James Potter, fallecen, pero él, gracias a la protección otorgada por el sacrificio de su madre por un hechizo, sobrevive rebotando la maldición Avada Kedavra al mago tenebroso. La huella de lo oscuro se manifiesta en Harry como una cicatriz en la frente con forma de rayo, que le otorga una marca distintiva y reveladora, y cuya consecuencias se manifestarán cuando Voldemort tenga intensas emociones: desde entonces existe una conexión entre ambos personajes.

Tras quedarse huérfano, Harry Potter es llevado por Albus Dumbledore, Minerva McGonagall y Rubeus Hagrid a casa de sus tíos muggles, Vernon y Petunia, donde tendrá también que convivir con su primo Dudley, un muchacho excesivamente consentido por sus padres. Los Dursley le esconden su origen a Harry, haciéndole creer que es huérfano por un accidente de tráfico. Crece en esa casa, olvidado en una alacena.

El personaje de Harry se nos describe en Harry Potter y la piedra filosofal como un niño acostumbrado a la soledad y que no entiende su rareza, que tanto sus tíos como el mundo en el que vive, desprecian, y que no acepta las respuestas que dicho contexto le da: él se siente diferente aunque no se cree especial. El día de sus once cumpleaños todo cambiará: Rubeus Hagrid, un misterioso gigantón, le llevará un sobre amarillento.

A través de esta carta se desvela la silueta de un mundo que Harry no conoce, que sus parientes mas cercanos le ocultaron toda su vida ya que le temen: Hogwarts de Magia y Hechicería, el colegio donde ha sido aceptado, y donde conocerá a sus mejores amigos, Ron y Hermione, y también a sus enemigos, Draco Malfoy y su séquito.

Harry, a pesar de sus inseguridades, entra en la casa Gryffindor y no en Slytherin (como quería el sombrero seleccionador), una de las cuatro casas del Colegio, y desde los inicios de sus estudios ya se muestra curioso por el mágico castillo, sus recovecos, encantos y secretos, entre ellos, los del pasado de su enemigo Voldemort y los del suyo propio, desencadenando las historias que tanto apasionan a los fans de la saga.

Lo que más desea Harry es vivir tranquilo con una familia que lo ame (cosa de la que careció en su niñez) y mantener a todos sus seres queridos felices y a salvo, anhelo que se demostró en su reflejo en el espejo de Oesed. En los últimos libros de la saga, Harry se da cuenta de que, esto nunca será realmente posible mientras Voldemort exista. Nuestro protagonista, a menudo, se pone en peligro por la gente que quiere, y trata de convencerlos para que ellos no lo hagan.

Sacrificio y fidelidad son los adjetivos que definen al personaje de J. K. Rowling, que lo da todos por la gente que quiere y es fiel a ellos hasta la muerte. Harry Potter, como personaje, podemos definirlo como un verdadero «ser humano», llegando al realismo total de una personalidad en la que coinciden las contradicciones existenciales y la obligación de cumplir con una responsabilidad ineludible.

Harry, también, nos demuestra gran curiosidad por el mundo mágico, y suele meterse en situaciones que le ponen en peligro simplemente por indagar más en el asunto, por eso podemos decir que es un personaje contundente y persistente en lo que hacer.

Tiende, no obstante, a ser extremadamente pesimista y a tener contradicciones existenciales; a menudo imagina que le va a pasar lo peor cuando está en situaciones estresantes, mientras que sabe que tiene que cumplir con sus obligaciones, pese a lo pesadas que puedan llegar a ser.

Se enfada fácilmente, algunas veces hasta ponerse violento, cuando alguien insulta o amenaza a quien él quiere. Harry es muy susceptible, y no muestra tolerancia ninguna por las personas que él cree que están 'del otro lado' (como los mortífagos, las personas que no creyeron su testimonio al final de El cáliz de fuego o los que pertenecen a Slytherin y sobre todo a Severus Snape). No obstante, en Harry Potter y el Prisionero de Azkaban tiene la oportunidad de dejar que Colagusano muera a manos de Sirius Black y Remus Lupin, pero prefiere entregarlo a los Dementores.

Harry Potter se caracteriza por sus gafas redondas y, al menos en los primeros volúmenes, es descrito como flaco, desgarbado, ser más pequeño de lo normal y en el comienzo del primer libro se lo describe de ser veloz. Desde el cuarto libro se le describe como un joven más atractivo y guapo, y con un cuerpo más atlético que antes gracias al Quidditch. Hacia el final del último libro, Harry ya ha alcanzado la estatura que tuviera su padre, quien a menudo era descrito como un joven alto.

Se menciona a menudo en la saga que se parece mucho a su padre James Potter, pero que tiene los ojos verdes brillantes de su madre, Lily (aunque el actor que le interpreta, Daniel Radcliffe, tiene los ojos azules). Hay especulaciones de que el parecido de sus ojos con los de Lily desempeñará un papel significativo en el séptimo y último libro. Hemos descubierto que la importancia de que los ojos de Harry y los de Lily sean iguales, es que antes de que Severus Snape muriera le dice a Harry: «Mírame» (posiblemente para recordar los ojos de Lily, la única mujer que amó).

La cicatriz en su frente en forma de rayo, vestigio de su primer encuentro con Voldemort, también tiene mucha prominencia en los libros. La cicatriz sirve para recordarle del intento de Voldemort de matarlo cuando era pequeño, y como un indicador de la presencia de éste y de sus intensos cambios de humor. También se menciona en los libros el revuelto pelo negro-azabache de Harry, que —para el disgusto de la tía Petunia y la frustración de Molly Weasley en La orden del fénix— nunca consigue someterse ni alisarse del todo

No hay comentarios: